En mi viaje a Río pasé por Santa Teresa, un barrio pequeño ubicado en un cerro. No tiene salida al mar, pero está rodeado de empedrado y adoquines antiguos, mansiones, casas coloniales, cafés y galerías de arte.
Se formó con la llegada de un grupo de aristócratas que la habitó hasta 1960, cuando una tormenta irrumpió en la zona. Sus habitantes comenzaron a abandonarla poco a poco, y fué ocupada por artistas y hippies: ellos se encargaron de transformarla rápidamente, de enriquecerla culturalmente.
Santa Teresa es un espacio rodeado de jardines tropicales, lejos del ruido y el caos de ciudad. Recomiendo recorrerla a través del "Bondinho": un tranvía ícono del lugar que sale de la estación central del barrio Lapa. Ni lo duden, es una experiencia que parece salida de un cuento: el tranvía atraviesa un ex-acueducto, la vista es increíble.
Como si esto fuera poco, la cantidad de bares y espacios gastronómicos son variados, siempre acompañados de música en vivo, muestras y poesía recitada. La gente es super cálida, tranquila y sobre todo relajada.
Conclusión: Santa Teresa es un hermoso lugar, interesante, ideal para distenserse, pensar e inspirarse.
EL EXCLUSIVO HOTEL SANTA TERESA
El hotel boutique por excelencia de la zona. Es una mansión antigua, ubicada en una histórica plantación de café, que cuenta con 44 habitaciones exclusivamente intervenidas por artistas brasileños. Su diseño y atmósfera tropical, característico de la zona, se nutre de jardines increíbles, excelentes panorámicas (hacia la bahía, el puerto y la ciudad), piscina y spa super completos, y como si esto fuera poco, un restaurant, "Térèze", a cargo del chef Damien Montecer, que fusiona perfectamente lo mejor de la cocina francesa, con toques de cocina brasileña.
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